“¿Pero segura tienes hambre?”, me preguntó el hombre que me había invitado a cenar en nuestra primera cita.
Estábamos sentados en un restaurante italiano, con el menú en mano, y justo cuando el mesero se acercó para tomar nuestra orden, él me miró fijo a los ojos y soltó la pregunta.
“No, tranquilo. Un cóctel está bien”, le respondí, mientras mi estómago me reclamaba desde las profundidades.
Desde pequeñas crecemos viendo películas donde la mujer tiene que pedir una ensalada y una Coca Light para parecer una “dama” en una cita.
Este no fue exactamente mi caso. Más bien diría que me sentí presionada a mentir. Me ganó lo acomedida, el no querer incomodarlo, el no querer parecer aprovechada. Y aunque él mismo insistió en invitarme, terminé con hambre toda la noche.
Camino a casa, saqué el teléfono y le mandé una foto de mi combo de McDonald’s a mi amiga, quejándome por no haber sido honesta… y también por lo que intuía como una posible falta de presupuesto por parte de él.
Ella me respondió con otra foto: una bolsa de agua caliente y el texto “quisiera McDonald’s pero tengo cólicos y me siento hinchada”.
Y entonces, salió de mi boca esa frase tan odiada por los hombres:
Qué difícil es ser mujer.
Hace poco abrimos un debate en nuestro Instagram @rumcomblog, donde una de nuestras lectoras confesó algo que muchas han pensado en silencio: que sería más fácil ser hombre, simplemente porque pueden darse el lujo de ser despreocupados con su apariencia sin ser juzgados constantemente por la sociedad. Algo que, para las mujeres, es prácticamente inevitable.
“Algunas son comparadas por sus propias familias con comentarios como: ‘¿Has engordado?’, ‘Oye, creo que estás muy delgada, te vas a desnutrir’, o incluso ‘¿Vas a salir con eso puesto?’”, compartió nuestra seguidora Tatu. “Otras simplemente se comparan con chicas de internet o con mujeres que ven por la calle.”
Y es que la presión estética no es solo una cuestión superficial, aunque muchas veces se disfraza de broma o consejo bienintencionado. Para entenderlo mejor, hablamos con varias lectoras y recopilamos sus experiencias en esta lista que no debería ser tan normal como lo es.
¿Por qué las mujeres piensan que ser mujer es difícil? (Spoiler: porque lo es)
Porque todo el mundo opina sobre nuestros cuerpos. Si tienes mucho, mal. Si tienes poco, también mal. Si lo muestras, provocas. Si no lo muestras, acomplejas. No hay manera correcta de tener cuerpo de mujer.
Porque la seguridad personal es una preocupación diaria. Caminar sola de noche implica tener las llaves en la mano, el teléfono listo, y una app para compartir tu ubicación. Todo eso solo por existir.
Porque la belleza no es opcional. Puedes ser inteligente, carismática y buena persona, pero si no cumples con los estándares, te tratan como si algo te faltara. Y si cumples, te acusan de “superficial”.
Porque decir “no” a veces no es suficiente. Desde lo romántico hasta lo profesional, a veces “no” necesita mil justificaciones y aún así no se respeta.
Porque somos multitasking por obligación, no por talento. Trabajo, casa, emociones ajenas, salud mental, citas médicas, cumpleaños, outfits planificado… mientras él solo tiene que “acordarse de ir”.
Porque nos enseñaron a competir entre nosotras. Desde niñas, la que es “muy linda” o “muy lista” es una amenaza. Y nos toma años (¡años!) entender que el enemigo no es la otra chica.
Porque a veces ni nosotras entendemos lo que sentimos. Y en lugar de poder simplemente sentirlo, nos toca racionalizarlo, explicarlo, justificarlo. “Perdón por llorar, es que...”
Porque si tenemos ambición, asustamos. Un hombre con metas es admirable. Una mujer con metas es “intensa”, “mandona” o “demasiado”.
Porque las decisiones grandes tienen doble peso. ¿Tener hijos? ¿No tenerlos? ¿Congelar óvulos? ¿Casarte? ¿No casarte? Cualquier camino tiene juicio social asegurado.
Entonces, ¿sería más fácil ser hombre?
La verdad es que ser hombre no viene sin sus complicaciones. Tienen sus propias presiones, traumas, y silencios generacionales. No se les permite llorar sin que eso afecte su “hombría”, no pueden mostrar inseguridad sin parecer débiles, y se espera que tengan éxito, dinero y dirección desde muy jóvenes. Existe la creencia de que evitan hablar de sus emociones, y les cuesta identificarlas.
PERO.
Ser mujer no es solo difícil. Es que estamos cansadas. Cansadas de tener que explicar por qué duele, justificar por qué exigimos, y aguantar tanto para que nos tomen en serio. No es que queramos competir en la Olimpiada del sufrimiento, es que llevamos años corriendo sin llegar a la meta, y con reglas que cambian según quién nos mire.
Ser mujer viene con un peso histórico, social y emocional que aún no hemos terminado de soltar. Así que por ahora, tenemos un pase libre para decir