Tu primer amor te está saboteando sin que lo sepas
A veces no es el último ex el problema… es el primero
“Fue mi novio del colegio, no cuenta”, soltó mi amiga por llamada mientras nos reíamos hablando de sus exes. Amanda no solo tiene 26 años, sino que también tiene 26 relaciones fallidas.
A lo largo de su vida amorosa, Amanda ha sido buena detectando las razones por las que sigue soltera. Muchas veces, según su retrospección, es culpa de la otra persona, que de alguna forma mató la relación.
Sin embargo, cuando toca admitir, Amanda también ha hallado una o dos cosas que pudo haber hecho para que alguno de estos intentos funcione.
Lo curioso es que, entre todas esas relaciones fallidas, hay una que ni siquiera cuenta como tal. Una que descarta, que recuerda con cariño, pero que jamás culpa. Una que vivió a los 15 y que, sin que ella lo note, ha influido en cada historia posterior.
Hay algo especial en las primeras veces
“Todos nos acordamos de la primera vez que anduvimos en bicicleta, la primera vez que manejamos, y hasta la primera vez que bebimos… porque te marcan en la vida”, relata nuestro lector Gianfranco.
Así mismo, la primera experiencia del amor deja su huella en nosotros. Idealizamos ese primer te amo, y nuestro cerebro se aferra a esa sensación.
Y aunque los años pasen, esa persona seguirá siendo la “primera vara que tú tienes para medir todo lo que viene después de eso”, reafirma Gian.
Según un estudio publicado en Journal of Neurophysiology, las experiencias emocionales intensas que vivimos en la adolescencia se almacenan con más fuerza en la memoria, sobre todo cuando están ligadas al placer, la novedad o el deseo. Es decir, nuestro primer amor no solo vive en el corazón, también tiene su rincón reservado en la corteza prefrontal.
Y es por eso que, aunque no tengamos a esa persona presente, ni la recordemos a menudo, inconscientemente influye en nuestra actualidad. Y no necesariamente se trata de la persona, sino de la experiencia.
Y ahí está el detalle: el primer amor no se supera, se archiva.
¿Qué significa realmente “primer amor”?
Cuando hablamos del primer amor, tendemos a recordar con quien hacíamos llamada en Skype, compartíamos los recreos y planeábamos outfits para ir al cine. Pero lo cierto es que el primer amor no siempre es el primero cronológicamente. A veces, es el primero que sentimos de verdad.
No es cuestión de edad, sino de impacto. De ese momento en que por fin entendimos lo que era querer, de verdad, a alguien.
Por eso, aunque no todas compartamos el mismo tipo de “primer amor”, muchas sí compartimos el efecto que deja: esa forma en la que nos enseñó o nos confundió sobre lo que creemos que es el amor.
Y ahí es donde la cosa se pone interesante. No porque aún pensemos en él, sino porque algunas cosas que sentimos, aprendimos o sufrimos son difíciles de despegar.
¿Cómo saber si nuestro primer amor aún nos afecta (aunque ya no pensemos en él)?
Quizás no nos acordemos de su voz. Quizás ni siquiera lo seguimos en redes. Pero lo que vivimos con él sigue dejando pequeñas huellas en nuestro presente.
No se trata de que lo extrañemos. Se trata de que, sin darnos cuenta, esa historia moldeó lo que esperamos, o tememos, del amor hoy en día.
✍🏼Idealizamos sin querer
Comparamos todo lo nuevo con cómo nos hizo sentir. No es él lo que extrañamos, es la versión ingenua nuestra que creía que eso era amor.
✍🏼Seguimos huyendo de lo que se parezca
Si esa relación terminó mal, quizás ahora rechazamos todo lo que nos recuerde mínimamente a esa dinámica. Nos enamoramos de opuestos, pero luego descubrimos que también repetimos ciertos patrones.
✍🏼Cuesta soltar rápido
A veces, el primer amor nos enseña que el dolor es parte del paquete, y nos hace creer que aguantar es romántico. Spoiler: no lo es.
✍🏼Reaccionamos “demasiado” a cosas pequeñas.
Una broma, un cambio de tono, un visto en Whatsapp... A veces la inseguridad que nos dejó esa relación, regresa a nuestro presente como un déjà vu emocional.
✍🏼Cuesta identificar qué nos gusta del amor
Si nuestro primer amor fue intenso pero inestable, puede que aún asociemos el amor con lo que no deberíamos: drama, confusión, o miedo de que algo va a salir mal.
Exorcizando al primer amor
Nadie olvida su primer amor, pero tampoco hace falta cargarlo como si fuera un tatuaje. A veces, basta con pequeñas acciones como hacer un inventario emocional, reconocer qué dejó esa relación, qué heridas siguen abiertas y qué creencias necesitan actualizarse.
A veces también ayuda reescribir la historia: entender que no fue nuestro gran amor, sino el primero.