Revisar, dudar, llorar: así amamos hoy
Espías por necesidad en tiempos de poca comunicación.
“Una revisada de confianza nunca está de más”, dijo una amiga mientras jugábamos Yo Nunca. De un total de seis mujeres, el 50 % había revisado, alguna vez, el celular de su pareja.
“Yo confío en él”, dijeron tres de ellas. Mientras que, al otro lado de la mesa, mi amiga la realista soltó: “Es que una nunca sabe”.
En una sociedad en la que nuestros celulares son una extensión de nuestra vida, ¿quién tiene la razón en este debate?
Hace algunos años, estaba en una relación en la que consideraba que nos conocíamos muy bien. Repito: consideraba. Él siempre me decía que no le gustaba estar mucho en su teléfono porque prefería “vivir en el presente”, y la verdad es que sí, casi nunca lo usaba y yo era testigo.
Eso fue hasta que, un día, empecé a notar que se llevaba su teléfono hasta al baño, que para dormir lo ponía lo más cerca de él, y que, cuando comíamos, volteaba la pantalla hacia la mesa para que nadie viera las notificaciones.
Pasaron un par de semanas y confesó lo que yo ya temía: estaba hablando románticamente con alguien más.
Fue ahí que saqué mi rompecabezas favorito, llamado “amiga, date cuenta”, y coloqué la última pieza.
El que busca, encuentra
La primera etapa para que alguien decida traspasar el límite de revisar el teléfono de su pareja nace de la fase cero: cuando sientes que algo no está bien.
“Yo sabía que ella me escondía algo, nunca dejaba que yo tocara su celular, ni siquiera cuando me mostraba algún video o foto. ¡No lo soltaba!”, comenta Raúl, uno de nuestros lectores.
“Un día salimos a una fiesta. Yo no tomé ese día, pero él sí. No aguanté más y la confronté, le pregunté si hablaba con alguien, pero él estaba tan mal que se quedó dormido… y cogí su celular. Encontré conversaciones con su ex y descubrí que todavía se veían. Claramente, ella no sabía nada sobre mí”, nos confiesa Paula.
Buscar y encontrar puede ir desde algo tan fuerte como conversaciones con su ex o “n*des de la novia de su amigo” -como fuertemente nos cuenta una lectora-, hasta darnos cuenta de que, tal vez, nuestra pareja reparte “likes” en Instagram a más de una. Así que, precaución.
Amiga, date cuenta
En otras ocasiones, revisar el teléfono va más allá de la intuición o del querer saber si nuestra pareja nos esconde algo. Son esos momentos en los que el destino nos manda señales de que es un red flag andante.
Nadia muestra un claro ejemplo: “Le había pedido su celular para ordenar comida. Entré a WhatsApp por coincidencia y me pareció raro ver que había chats archivados… entré y vi conversaciones con mujeres que no eran sus amigas, ni conocidas… eran pagadas”.
¿Qué es lo más impactante que has encontrado en el celular de tu pareja?
Nuestras lectoras:
“N*des de la novia de su ‘súper amigo’.”
“La conversación con el dealer de la dr*ga que compraba para sus ‘amigos’.”
“Un mensaje de mi ex mejor amiga que decía: ‘No te olvides de borrar todo”’”
“Mensajes de su hermana diciendo que yo era ‘el diablo’.”
Ya sea por casualidad o por decisión propia, no podemos negar que, en más de una ocasión, algo que hemos visto en su pantalla se ha convertido en motivo de pelea dentro de nuestra relación actual o en relaciones pasadas, y esto está directamente relacionado con la confianza.
Según la psicóloga Marina Mammoliti, la confianza debe ser mutua, ya que ambos deben poner de su parte para mantenerla. Para eso, la transparencia, la honestidad y la comunicación son puntos clave.
Pero parece que la comunicación, en nuestra generación, se ha desbordado, y creemos que nuestra única opción es actuar de detectives, cuando no es la realidad.
Estamos muy ocupadas en nuestras propias profesiones como para empezar a ejercer otra. Y si nuestra pareja nos hace sentir que debemos recurrir a eso, entonces no estamos con la persona correcta.
Y si sentimos que no podemos comunicarlo porque “va a mentir”, tampoco estamos en una buena relación. Así que, ¿revisarle el celular vale realmente el esfuerzo?