Aclaremos: ¿Una mujer puede cambiar a un hombre?
"Si es la indicada, él cambia", dijo nadie nunca
Hoy quiero hablar de mi novio de TV. El que usó bufandas durante toda una temporada, desapareció en París y volvió como si nada. El que bebe whiskey en lugar de agua, tiene problemas serios de comunicación y no supo decir las ocho letras que todas queremos escuchar.
Mi novio, el mismo novio de todas:
Cuando pensé en el prototipo de hombre a ilustrar en este blog, solo se me vino un personaje a la mente, y, obviamente, debía traerlo a la ecuación. Chuck Bass fue una terrible persona y, como pareja, un cero a la izquierda. Sin embargo, no conozco a una sola mujer que no lo considere su novio de TV.
Porque, a pesar de las varias traiciones y actitudes destructivas de Chuck, hay algo que nos conmueve a todas: su devoción hacia Blair. Ahora, la palabra "devoción" es muy fuerte. De hecho, ¿cómo puedo catalogar a Chuck Bass como un ser devoto cuando, literalmente, se acostó con Jenny Humphrey, cambió a Blair por un hotel y casi la lastima con un vidrio?
Es esa pasión y amor complicado lo que a veces nos nubla la vista y nos hace pensar que es amor verdadero. Mucho se ha dicho de Chuck, pero ¿qué hay de Blair? ¿Qué hay de nosotras?
Seguimos intentando defender a hombres que nos muestran desde el principio que no van a cambiar. Sin embargo, seguimos ahí (como en este caso, 13 años después del final de la serie), aún defendiendo a los hombres que, por una mínima acción positiva, ya creemos que pueden cambiar por una mujer.
Soltando el “pick me” girl attitude
Aquí vamos a hablar con la verdad. Es muy “pick me” cuando las mujeres pensamos que sí lo podemos cambiar y hacer lo que nadie nunca ha hecho. ¿Será cuestión de ego, o simplemente queremos demostrarnos algo?
“No lo quiero juzgar por sus acciones pasadas”, fue la frase de una amiga cuando empezó su relación con un reconocido narcisista.
Sí, es verdad que cada relación es diferente y que conductas pasadas no necesariamente se van a repetir con una nueva pareja. Sin embargo, el creer que nosotras somos especiales o que somos la mujer que, por fin, hará que X hombre cambie, dice más de nuestra autoestima que la de él.
“Las mujeres se creen doctoras, escogen al peor a propósito”, me dijo mi amigo Miguel cuando le pregunté su opinión sobre el tema.
Nunca se me había pasado por la mente que los hombres quizás hasta se ríen de nuestro complejo de superhéroe, porque, como explica el psicoterapeuta Stephen Gilligan, “el intento de salvar a otros puede ser una forma de no tener que salvarte a ti misma”.
Corrigiendo nuestro interior
Entonces, ya está dicho. Querer cambiar a alguien más es miedo a trabajar en nosotras mismas. A veces, la idea de que "podemos salvarlo" es más una distracción de nuestras propias inseguridades y miedos.
Nos aferramos a la esperanza de que podemos cambiar algo fuera de nosotras para no tener que enfrentar lo que realmente necesitamos transformar dentro de nosotras.
En el fondo, estar con alguien de reputación cuestionable es una señal de que no estamos contentas con nuestro interior. Entonces… la clave está en sanar.
¿Y si sí soy la indicada?
A veces creemos que el amor lo puede todo, que podemos ser el catalizador para que esa persona evolucione y se convierta en la mejor versión de sí misma. Pero la verdad es que el cambio real solo puede venir de la persona en cuestión.
¿Es nuestra responsabilidad hacer que alguien sea mejor por el simple hecho de que creemos ser la indicada? Claro, hay excepciones, como cuando dos personas crecen juntas, aprenden el uno del otro y se apoyan en sus propios procesos. Pero esperar que un hombre cambie por amor no solo es ingenuo, sino que puede ser un acto de autoengaño. Porque, al final, el cambio tiene que ser un deseo propio, no algo impuesto por la relación.
Al final, la respuesta es clara: no podemos cambiar a nadie. El amor verdadero no se trata de ser la mujer que lo convirtió en un buen hombre. Se trata de ser una buena mujer para encontrar un buen hombre, y si hay cambios por hacer, se hacen juntos.